20080906

Restauración

Estaba recordando qué era eso de la Restauración y me he llevado una pequeña sorpresa (una aclaración previa, parece que cuando se habla de Restauración española se entiende la habida en el 1874, es decir, la última, la borbónica)
Me he enterado de algo curioso respecto al hijo de Isabel II, Alfonso XII. Según la wikipedia, cito:

Debido a la supuesta homosexualidad de Francisco de Asís, diversas fuentes apuntan como plausibles verdaderos progenitores al capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó o al general Francisco Serrano y Domínguez, ambos conocidos amantes de su madre.(cita requerida)

En la wikipedia aparece un enlace para que se ponga una cita, pero no es necesario, buscando en google se encuentran ejemplos suficientes. Por ejemplo, este en el público.

Sobre los amoríos de Isabel II, el autor apunta al capitán valenciano Enrique Puig Moltó como padre biológico de Alfonso XII (1857-1885). Entre los amantes de la reina figuraron Carlos Marfiori, José María Ruiz de Arana, el propio Puig y el general Serrano. Algo que el rey consorte, Francisco de Asís, aprovechó para refugiarse en los brazos de Antonio Ramón Meneses.

La homosexualidad y la promiscuidad, son una constante en la humanidad, por lo tanto, que la monarquía también las haya practicado no tiene nada de criticable. Sin embargo lo que sí que es criticable es la existencia en sí misma de la monarquía en la actualidad. Su existencia se ha debido a todo tipo de circunstancias, entre otras, la del pensamiento según el cual a los reyes se les presupone un derecho divino. Lo cual queda demostrado que no es cierto ya que habría una contradición entre el origen divino y los pecados sexuales cometidos por la monarquía durante toda la historia. Pero por otro lado hay otra contradición, y es que la inmensa mayoría que apoya a la monarquía, están en contra de la homosexualidad y el adulterio.
En estos tiempos de crisis (septiembre 2008) tal vez sería necesario poner un poco de orden en las arcas públicas y cambiar la monarquía por la república, a no ser, que se quiera seguir asignando los recursos económicos de una forma arbitraria, y por tanto, ineficiente.

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